viernes, 1 de julio de 2011

Milán

Mi marido tuvo que trabajar durante una época en esta ciudad del norte de Italia. La distancia, lejos de resultar un inconveniente, le dio salsa a aquella etapa de mi vida permitiéndome viajar allí con asiduidad y dándome la posibilidad de conocer la ciudad sin prisas ni agobios. Me habían advertido de que era una ciudad gris y sin atractivo, pero qué queréis que os diga, a mí me resulta un lugar de lo más interesante. Bien es verdad, que siempre que iba hacía una temperatura agradable y no llovía, y eso ayuda a tener una visión más positiva de un lugar.
Obviamente, no es equiparable a ciudades italianas como Roma, Florencia, Venecia o Verona en las que todo lo que te rodea es puro arte. Milán no es una ciudad monumental, a excepción de la Catedral, no encuentras monumentos ni iglesias a cada paso, pero tiene otros atractivos que a mí me conquistaron rápidamente. Una de las cosas que más me gustó es que podía pasear por sus calles sin tropezar con miles de turistas cámara en ristre, lo que me permitía ver de cerca cómo vivían los milaneses.
Básicamente, dedicaba las mañanas a pasear por las zonas más céntricas de la ciudad como el Castillo Sforzesco, el Palacio de la Bolsa, la Galería de Vittorio Emanuele, llena de tiendas y cafeterías, el Duomo (merece la pena subir para ver de cerca sus imponentes picos góticos y disfrutar de las vistas de la ciudad desde lo alto. Resulta muy curioso porque realmente estás caminando por el tejado de la catedral! Aunque he de reconocer que mi cuenta bancaria no da para tanto, no pude resistirme a echar un vistazo al Quadrillatero della Moda formado por Via Montenapoleone, Via Sant Andrea, Via Monzani y Via de la Spiga. Es curioso ver tanto lujo y gente adinerada entrando y saliendo de las mejores tiendas de diseñadores italianos como Armani, Dolce & Gabanna, Ferragamo, Gucci, Missoni, Prada, Trussardi, Valentino o Versace. A media mañana reponía fuerzas en Princi una panadería, de diseño cómo no, donde tomar algo rápido dulce o salado.


Pero Milán no es solo lujo y glamour, en la Pinacoteca de Brera encontrarás obras de artistas como Rubens, Rebrandt, Tiziano, Caravaggio, Tintoretto, etc. Y en el Cenácolo Vinciano quédate boquiabierto con la Última Cena de Leonardo da Vinci. Ojo, hay que comprar la entrada con antelación, puede hacerse por internet o colarse con alguna visita que salga… Completamente distinta es la Triennale, un centro de exposiciones de arte moderno y diseño sobre temas muy variados. Tiene una librería preciosa con libros interesantísimos de arquitectura, diseño, arte contemporáneo… y una cafetería muy agradable con mesitas redondas y sillas diferentes en cada mesa. Y para los más melónomanos siempre os queda el Teatro alla Scala.

Al atardecer tocaba acicalarse y salir a disfrutar del famoso aperitivo milanés. La copa se pagaba un poco cara, pero ya casi no te hace falta cenar… Yo solía ir a la zona de Corso Como, allí en Corso Como 10 puedes tomarte una copa mientras disfrutas de un aperitivo. Este lugar es además una tienda de decoración, de ropa y un restaurante. Es toda una institución allí. En primavera tienen un jardín donde es una delicia estar.

Y si después del aperitivo seguís teniendo hambre, a un paso de allí está Fabbrica una pizzería donde se come fenomenal y está muy bien puesta. Otras alternativas son el barrio bohemio de Brera o il Naviglio. Uno de los restaurantes más famosos de este último es Il Brellin, fue un antiguo lavadero. Mi marido me llevó allí a comer una cotoletta a la milanesa, resultó muy romántico, aunque tardaron un poco entre plato y plato.
Y no os podéis ir de Milán sin tomaros un rico helado. Casualmente, cerca de donde vivíamos la heladería Chococult ponía unos helados de escándalo. Incluso a la una de la madrugada la gente paraba la vespa se tomaba allí el helado y luego continuaba la noche. Y en la misma calle estaba también la famosa Gelateria Marghera, donde la gente hacía cola para comerse el helado en la misma acera o incluso en la calzada.

 
Os animo conocer esta ciudad italiana, es además un estupendo punto de partida para un viaje por toda la zona de los lagos italianos de los que hablaré en próximas entregas. Y si venís a esta ciudad, cuidado al cruzar, los tranvías recorren todas sus calles y es fácil despistarse. Arrivederci!!



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