martes, 11 de octubre de 2011

Menudo invento, ¡un Cheese Bar!

Si Poncelet ya nos tenía locos, su nuevo invento nos tiene alucinados. Ayer probamos el Cheese Bar. Sabíamos desde hace tiempo que iban a abrir el restaurante y no encontrábamos el momento de acercarnos, y ayer, por fin, lo conocimos. La idea del Cheese Bar nos pareció buenísima, un lugar donde disfrutar fundamentalmente del queso acompañado de una carta de vinos pensados para el perfecto maridaje. Es una oportunidad única de probar una gran variedad de quesos muy distintos. 

Pero lo que primero llama la atención cuando llegas, es el restaurante en sí mismo. Un espacio amplio, muy bien iluminado, con un jardín vertical adornando una de sus paredes donde tuvimos la suerte de sentarnos nosotros. 


El local de casi 700 metros cuadrados está dividido en dos zonas, una barra en la entrada para tomar algo y picotear, y el restaurante. Ya desde la fachada se percibe una decoración de estilo nórdico, con maderas claras, mezcladas en el interior con distintos tipos de sillas, sillones y sofás tapizados en colores contrastados, que dan sensación de limpieza y tranquilidad e invitan a disfrutar del lugar y de la sobremesa.





La presentación de las mesas nos gustó mucho, no tienen mantel y los vasos de color junto con la botella de aceite arbequina (muy rico, por cierto) son la única ruptura de color en una mesa con platos blancos, sobre su tapa blanca. 



La guinda al pastel la pone una vitrina de cristal repleta de quesos que corona el restaurante. 


La oferta gastronómica del Cheese Bar está basada, como ya os imaginaréis, en el queso y se puede optar por hacer una comida degustación de quesos exclusivamente o bien una comida de entrada, plato y postre, con platos cocinados con queso y algunos de ellos en los que puedes pedir que te lo hagan sin queso, ellos los llaman "anti - queso". 

Para poder probar una mayor variedad de quesos de su inmensa carta, proponen una serie de tablas de quesos nacionales, internacionales o variados, además de tablas del día, que es una selección de quesos en su punto óptimo de maduración elegidos por los maestros queseros que si lo solicitas, también te ayudarán a elegir y te asesorarán. 

Nosotros optamos por una opción intermedia y pedimos un plato y un par de tablas de queso del día. Yo pedí los quadroni de calabaza a los “Q”uatro Quesos: Altejo, Emmental de Savoie, Brie de Meaux y Stilton, y mi pareja pidió el rissoto de setas con queso Sbrinz. Los dos platos estaban muy buenos, los quadroni porque el sabor dulce de la calabaza contrastaba con una deliciosa salsa de quesos de sabor intenso, y el rissoto porque conseguía una textura perfecta y conjugaba perfectamente los sabores de las setas con el queso. 

Y como colofón, seguimos la recomendación de nuestro camarero y pedimos dos tablas individuales de queso del día para poder probar una mayor variedad. Acertamos de lleno, ¡los quesos estaban buenísimos! y algo que nos encantó es que junto a la tabla de quesos, te ponen una lista con el nombre y la descripción de cada una de las variedades que vas a probar. La pena es que la tienda no está tan cerca como para salir de comer y hacer la compra, o quizá sea lo mejor, porque sería mi perdición total... 

Para acompañar nuestra comida, elegimos un vino de Côtes du Rhône, Domaine de la Vieille Julienne, un vino suave que maridaba perfectamente con los quesos. 

En definitiva, ¡menudo invento el Cheese Bar! Volveremos sin lugar a dudas.


Precio medio 35-40€ (con vino).


Poncelet Cheese Bar
Calle José Abascal, 61
28003 Madrid
Tfno. 913992550
www.ponceletcheesebar.es

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