jueves, 20 de octubre de 2011

Hotel Diplomat

¿Queréis viajar a Estocolmo y no sabéis dónde alojaros? El Hotel Diplomat será una buena elección. Buscabamos un hotel bueno, bonito, barato y bien situado. Con semejantes exigencias, no resultó nada, pero que nada fácil, pero al final lo encontramos y por eso quiero compartirlo con vosotros.

El hotel se alza en el bellísimo bulevar de Strandvägen frente a la bahía, en el acomodado y céntrico distrito de Östermalm. En este bulevar se encuentran algunos de los edificios más bellos de la ciudad, como el propio Diplomat, un hotel de 1911 de estilo Art Noveau. Solo por esto y por las conocidísimas vistas a la bahía de la que parten los ferries con destino al Archipiélago ya merece una visita!


Llegamos a media tarde, había mucha gente disfrutando del buen tiempo y tomando una copa en la terraza (una delicia a la que no tardaría en apuntarme en días sucesivos). Las amables y despampanantes recepcionistas nos asignaron rápidamente una habitación en la quinta planta. No tuvimos la suerte de tener una habitación con vistas al puerto (lástima), pero a cambio nos dieron una que daba a una fachada lateral con un jardincito en el medio que también resultaba muy agradable y seguro que mucho más tranquila.



Como viajábamos con nuestra hija de dos años, elegimos una suite executive para tener una zona de estar separada de la habitación propiamente dicha y para disponer de algo más de espacio. La habitación era muy confortable y amplia. Todo estaba en perfectas condiciones, impecable, limpio. Nada que objetar. La cama era enorme, cambiaban las sábanas y edredones nórdicos (sí, en pleno agosto) todos los días. Era un gustazo meterse cada noche en una cama con sábanas blancas recién planchadas! La zona de estar también era muy cómoda y práctica. Todos los días nos dejaban en la mesita unos bombones y unas botellas de agua por cortesía de la casa. El baño era bastante funcional y no demasiado grande, aunque los baños nórdicos suelen ser bastante sobrios, así que creo que este es de nota. Todos los champús y cremas eran de L'Occitane, un pequeño y aromático capricho. Quizás la única pega que le puedo poner es que el armario resultaba algo pequeño incluso para dos personas. Para los que viajéis con niños que aún necesiten cuna, no tendréis que cargar con ella desde aquí, ni con sábanas y demás enseres. Todo os lo facilitan allí, limpito, bonito y con un precioso osito blanco de regalo. Todo un detalle, no me digais!



En los países nórdicos no es muy frecuente salir a desayunar y las cafeterías abren bastante tarde, por este motivo desayunabamos en el T-Bar, la cafetería del hotel. Y menudos desayunos! El buffet libre es un peligro... Panes de todo tipo, cruasáns de mantequilla, bollitos de canela, zumos naturales, yogures, frutas del bosque frescas, todo tipo de embutidos, quesos. Y mucho más, todo de una calidad inmejorable. Sin duda, era uno de los grandes momentos del día. Una pega: no es muy grande, así que si bajas tarde a veces hay problemas para encontrar mesa y se puede llegar a arremolinar algo de gente. Por la tarde-noche, turistas y locales se dejaban caer por allí para tomar una copa o cenar. Nosotros cenamos un día que llovía mucho y no estuvo mal. La carta no es muy amplia y se centra bastante en platos autóctonos y a mí, sinceramente, no me acaban de convencer. Eso sí, la hamburguesa de mi marido estaba buenísima. Si no os apetece cenar, no dejéis de tomaros al menos una copa.
En resumen, un hotel estupendamente situado desde el que te puedes mover a pie por toda la ciudad. Acogedor, confortable, bien decorado y ubicado en un edificio modernista que este año celebra sus 100 años de existencia.
Precio Suite Executive: 2900 SEK noche
Hotel Diplomat
Strandvägen, 7C
Estocolmo

No hay comentarios:

Publicar un comentario