lunes, 6 de febrero de 2012

El Paraguas

Hacía tiempo que mi chico quería invitarme a cenar en este lugar. La verdad es que yo siempre le daba mil excusas: que si mejor esperamos a una celebración especial, que si la niña, que si es asturiano (como asturianina que soy, me apetece más innovación...). Vamos que, a lo tonto a lo tonto, pasaron un par de años y aún no le habíamos hecho hueco. Por fin, este año por su cumpleaños dejamos a la niña con una canguro (es un sitio para ir sin niños) y reservamos una mesa para cenar. El restaurante está situado en pleno barrio de Salamanca, así que es un poco complicado encontrar aparcamiento. Yo os recomiendo utilizar su práctico servicio de aparcacoches y olvidaros de dar vueltas como una noria hasta encontrar estacionamiento.


Sorprendentemente cuando llegamos, aunque era temprano, el restaurante ya estaba bastante lleno. Lo primero que palpas nada más entrar es que no es un sitio cualquiera: es un lugar bastante grande, distribuido en dos alturas y organizado en pequeños comedores. La decoración es clásica y extraordinariamente cuidada. El público: gente bien, de cincuenta para arriba mayoritariamente, aunque hay de todo (para muestra un botón...). 


La carta recoge los platos más típicos de la gastronomía asturiana, pero con un toque de refinamiento y en cantidades menos copiosas. Aquí podéis encontrar oricios, fabada, fabes con almejes, chipirones o arroz con leche y frixuelos de postre. Como se trataba de una cena, nos decantamos por platos menos potentes. De primero compartimos una lasaña de centolla con caviar de oricios, estaba exquisita. De segunudo, los dos tomamos pescado. Mi chico pixín a la asturiana y yo una lubina al horno. Todo estaba rico, aunque ninguno de los dos platos me pareció especialmente original.

La carta de vinos es amplia, contiene todos los clásicos, por lo que no hay cabida para vinos más desconocidos o innovadores. Nosotros tomamos un vino madrileño que nos gusta mucho El Regajal y que tenía un precio algo más razonable. El maitre andaba algo despistado y, como no teníamos la botella en la mesa, en más de una ocasión tuvimos que darle un toque para que rellenara nuestras copas.


A pesar de que estábamos llenos, puesto que era una ocasión especial, no prescindimos del postre. Además, llevábamos un rato viendo que nuestros vecinos de mesa tenían una tarta con una pinta estupenda y pedimos lo mismo: tarta de café y mascarpone. Era una especie de tiramisú reinterpretado. Sinceramente, me quedo con la original italiana que equilibra mejor todos los sabores. Para mi gusto aquí el sabor del mascarpone era demasiado predominante, bien es verdad que a nosotros nos gusta el queso lo justito (todo lo contrario que a mi compañera de fatigas en este blog). Para terminar, café y una buena conversación.

En resumen, un restaurante de alto copete en el que degustar estupendos platos asturianos y una materia prima de altísima calidad. Si tengo que elegir, me quedo con el Ten con Ten de los mismos dueños, aunque pensado para un público algo más joven y desenfadado y con una comida de igual calidad.

Precio medio: 75 euros por persona (con vino)

El Paraguas
C/ Jorge Juan, 16
28001, Madrid
Tel. 91 431 59 50



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