martes, 8 de noviembre de 2011

Le clos du Colombier

Este verano decidimos pasar unos días en la Borgoña francesa. Somos grandes amantes del vino y la Borgoña era un destino pendiente, así que el alojamiento tenía que ser tan especial como el viaje. Después de poner patas arriba internet, di con el lugar adecuado: Le Clos du Colombier




Le Clos du Colombier es una casona antigua rehabilitada, convertida en un pequeño hotel con ocho habitaciones más que amplias y decoradas con mucho gusto, pues consiguen con la mezcla de muebles clásicos y detalles modernos, un ambiente muy acogedor. 


Todas las habitaciones son diferentes y tienen su propia personalidad. A nosotros nos tocó la Cos des Epenots. Preciosa. Una habitación con mucha luz que recibe de dos balcones de suelo a techo desde los que teníamos esta vista.


Como os decía la habitación es muy amplia y conjuga unos techos altísimos bordeados por una escayola preciosa con un baño muy moderno pintado en marrón chocolate, integrado completamente en la habitación. Los tonos morados en las cortinas y los cuadros combinan perfectamente con el blanco de las paredes y el resto de ropa de cama y dan la sensación de serenidad que uno busca en vacaciones.



Y para conseguir completamente que te sientas como en casa, las habitaciones disponen de un calentador de agua y una amplia variedad de tés, que reponen todos los días junto a un par de botellas de agua mineral. 

El hotel dispone, además, de un Spa, un salón de lectura muy agradable en el que poder tomarse un vino o un café mientras lees un libro o consultas internet (tienen acceso gratuito), y una tienda gourmet. Algo que eché en falta en el hotel fue un pequeño restaurante donde poder degustar las exquisiteces de la zona, pero como era verano, tuvimos la suerte de poder comprar en su tienda un paté y una botella de vino y disfrutarlos en la terraza, junto a la piscina. 



Nosotros no cogimos el desayuno del hotel, pero os advertimos que en el pueblo no hay otros lugares en los que poder desayunar. Es necesario acercarse a Beaune para encontrar un lugar donde tomar un café con algo de bollería, y aunque es cierto que no hay demasiada distancia cinco o diez minutos, a mí, al menos, no me gusta salir del hotel sin desayunar y andar dando tumbos buscando un sitio para desayunar. 


Pommard es un pueblo chiquitín con casas grises y tejados rojos rodeado de viñedos que resulta un punto de partida estupendo para hacer la Route des Grands Crus. Como en todos los pueblos de la Borgoña, casi cada casa es una bodega de un pequeño productor, que según los casos, os enseñarán gustosamente. Si hay que ponerle un "pero" a los pueblos de la Borgoña es que a excepción de Beaune, no tienen ninguna oferta de ocio. En el caso de Pommard, salvo un restaurante (buenísimo, por cierto, pero eso ya os lo contaremos) y una tienda de vinos, poco más encontraréis. Sin embargo, os recomiendo sin lugar a dudas, una escapadita a esta famosa zona vitivinícola.

Precio de habitación doble: 142€
Hotel Le Clos du Colombier
Route d’Ivry 
21630 Pommard

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