jueves, 1 de diciembre de 2011

San Miniato al Monte (Florencia)

Como ya os he comentado en otras entradas, durante unos años de mi vida tuve la posibilidad de viajar a Italia con asiduidad y conocer algunas de sus principales ciudades y parajes más bonitos. Así fue como pude visitar Florencia en varias ocasiones y adentrarme en recorridos poco frecuentados por las ordas de turistas que toman la ciudad a lo largo de todo el año. Aunque algunos viajeros no se den cuenta, tras sus monumentos y emblemáticos museos, en Florencia también se tiene la posibilidad de estar en contacto con la naturaleza y alejarse durante unas horas de la masificación y de los flashes de las cámaras fotográficas.

Y ese fue nuestro plan para una calurosa tarde del mes de agosto. Cruzamos el Ponte Vecchio y llegamos al Oltrarno, bordeamos los Jardines del Boboli y, tras un largo paseo de unas dos horas entre árboles y flores, conseguimos llegar a la cima del Monte alle Croci, en el que se alza la bellísima basílica de San Miniato al Monte.


San Miniato es una de las mejores iglesias románicas conservadas en la región de la Toscana. Su exterior es similar al resto de edificios florentinos con el característico mármol blanco y verde. Pero al entrar me quedé boquiabierta, ya que su interior era muy distinto al de otras iglesias que había visitado en las que solo encontré un decepcionante espacio diáfano. Lo que más me gustó de San Miniato fue su coro, alzado respecto a la cripta y el ábside, los frescos, la rueda del zodiaco y los motivos geométricos del suelo. Además, tuvimos la suerte de llegar a la hora en que los monjes benedictinos se reunían para cantar gregoriano. Una experiencia única que jamás olvidaré.

Y si pensábamos que ya lo habíamos visto todo, al salir pudimos contemplar cómo caía la tarde sobre Florencia. Como estábamos agotados nos sentamos en un banco y cogimos fuerzas para continuar el camino de vuelta.


En resumen, os recomiendo este lugar sin duda alguna. A pesar de la caminata que hay que darse (hay un autobús que te deja cerca, aunque no es lo mismo), encontraréis una de las iglesias más bonitas de Florencia y si por lo que sea, ya estais un poco saturados de tanto templo, merece la pena llegar hasta aquí aunque solo sea por las vistas. Os aseguro que al atardecer resulta un lugar de lo más romántico y singular.

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