lunes, 3 de diciembre de 2012

Cinque Terre

Hace tiempo prometimos hablar de Cinque Terre, pues bien, ha llegado el momento y espero que os guste tanto como nos gustó a nosotros. Cinque Terre es una zona poco conocida, incluso por los propios italianos, en el norte de Italia. Monterroso al mare, Vernazza, Corniglia, Manarola y Riomaggiore son los cinco pueblos que forman el Parque Nacional delle Cinque Terre, que busca conservar el estilo de vida, la agricultura y el paisaje propios de esta zona. 


El hecho de que sea un Parque Nacional hace que los pueblos se conserven con su arquitectura típica y que no hayan crecido sin control, pero ¡aviso a navegantes! eso también implica que no pueden acceder coches a los pueblos y que la única forma de acceder es por tren, que circula solo durante el día, y ¡no hay taxis! solo un autobús que atraviesa el pueblo de cuando en cuando y que si tienes suerte y no hay mucha gente, te dejarán subir con las maletas y evitarte así, la empinadísima subida con las maletas hasta el hotel. 

Nosotros volamos hasta Pisa, desde aquí cogimos un tren a La Spezia y una vez aquí otro con dirección Sestri Levante que es el que pasa por los cinco pueblos. La verdad es que hay bastante frecuencia y es bastante cómodo moverte de esta forma. La otra opción es alquilar un coche o una moto y dejarlos en los aparcamientos de la parte alta de los pueblos. 

Aunque nosotros nos quedamos en Manarola, os los presentaremos de norte a sur que fue como nosotros los visitamos. 

Monterroso al mare está dividido por la vía del tren, a un lado están las playas y la estatua "Il Gigante", que representa al dios Neptuno; y al otro lado está el resto del pueblo. Aunque nuestra idea era pasar el día en la playa, al final no nos entusiasmó demasiado y preferimos dedicarnos a callejear por el pueblo. La zona más comercial es chiquitina pero hay bastante oferta de restaurantes y tiendas varias donde poder comprar o simplemente mirar y conocer un poco más de la gastronomía de la zona. 

Si queréis comer en el pueblo, no os podéis perder Ciak-ristorante La Lampara, en Piazza Don Minzoni 6, os lo encontraréis subiendo por la calle principal del pueblo viejo. Están impresionantes los ravioli al sugo di gamberi, es decir, ravioles rellenos de queso ricotta, lubina y merluza en salsa de camarones.





Además de Manarola, el pueblo que más nos gustó fue Vernazza ya que es quizá el más animado y cuidado de todos. El tren te deja en la parte alta del pueblo y las calles que discurren hasta el puerto están repletas de pequeños comercios locales. Junto al puerto hay una pequeñísima playa donde puedes darte un chapuzón y refrescarte del sofocante calor, pero si no encontráis sitio en la playa, hay un pedrero muy agradable justo al lado desde donde puedes saltar al agua sin problemas y hacer snorkel además de bañarte. 



Si os animáis a hacer pierna, podéis subir andando hasta el castillo o hasta los miradores que encontraréis al comienzo de la ruta a pie que une este pueblo con Moterosso, la recompensa será esta vista de Vernazza y de los pueblos más cercanos.


Al principio os engañé un pelín porque sí que hay otra forma de moverse entre los pueblos ¡andando! Sí, sí, andando. Entre las montañas se dibujan sendas que unen los pueblos entre sí, además de proponer un montón de rutas alternativas a quienes elijáis la zona para hacer senderismo. En esta página web podréis encontrar información sobre los senderos http://www.cinqueterre.es

Nosotros decidimos hacer la que unía Vernazza y Corniglia, y está fue la vista que tuvimos nada más abandonar Vernazza. 



Y esta un rato antes de llegar a Corniglia. 


Aunque resultó un poco durillo por el calor, mereció la pena. El paisaje es una maravilla.

Corniglia nos resultó el pueblo más soso de todos y a pesar de la espectacularidad de su ubicación, fue el que menos nos gustó. Además, la estación de tren está lejos del pueblo y hay que coger un autobús que pasa con no demasiada frecuencia. Aún así, no os lo podéis perder. 


Y por fin llegamos a Manarola. Nos encantó quedarnos allí ya que aunque no es el pueblo con más tiendas, ni restaurantes, tenía muchísima vida. Por el día había muchísimo barullo porque los trenes abarrotados de turistas no paran de dejar y recoger a gente, pero por la noche, cuando todo el mundo se iba y solo quedábamos la gente del pueblo y los escasos turistas alojados allí, no se podía respirar más tranquilidad. Además, para animar las noches, cada día había alguna atracción: un día fuegos artificiales; otro día, una orquesta; otro, un espectáculo de música y luz... y si no, siempre se puede buscar un sitio tranquilo donde poder observar las estrellas...



En Manarola, no podéis dejar de probar dos restaurantes: la Trattoria del Billy, situada en la parte alta del pueblo, os recomendamos pedir una mesa en la terraza para poder disfrutar de una increíble puesta de sol mientras cenáis; y Marina Piccola, que encontraréis en el puerto. Todos los restaurantes son modestos pero la comida es de gran calidad. En Marina Piccola cenamos más de una noche y todas genial. Además, el precio es estupendo, dos platos de pasta, postre y botella de vino, por menos de 60€.




Y por último, os encontraréis Riomaggiore. La mejor forma de llegar a Riomaggiore desde Manarola es andando, por la Via dell'Amore. Se trata de una ruta de un kilómetro, muy llana y sencilla desde la que podréis contemplar unas vistas maravillosas.


Monterosso es el pueblo más grande y en el que encontraréis mayor oferta turística. De hecho, es el único que ofrece excursiones de submarinismo, por ejemplo. A nosotros nos pareció menos interesante que Manarola aunque este tiene más fama y más turismo. 






Por último, y aunque ya no está entre los pueblos de Cinque Terre, no podéis dejar de visitar Porto Venere, pasear por sus callejuelas y comprar algunos botes de pesto (es buenísimo, ¡os lo aseguro!), visitar el castillo Doria y daros un chapuzón en sus aguas, aunque eso sí, como está tan cerca el puerto no son las más limpias.





¿No os apetece salir pitando para allá? :) Feliz semana!

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